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Editorial 12 – Abril 2025

Comprar Afuera

Inauguramos este año de envíos con un tema caliente que es la competencia de precios y el boom de las compras en el exterior. Esta vez nos concentramos en la ropa y tratamos de entender por qué es más caras que en otros países. Bienvenidos a los Newsletters 2025, esperamos que lo disfruten.

Hace un par de meses estuve en Chile, que a esta altura es una especie de moda para los que vivimos relativamente cerca de la frontera, y ¿a qué no saben con lo que me encontré? Sí, efectivamente con precios más baratos que los nuestros. Como antes de contador soy ciudadano argentino y consumidor experimenté una mezcla de sensaciones como les debe haber ocurrido a todos los que viajaron recientemente al exterior. Por un lado sorpresa por los precios de casi todos los productos y el contraste con los nuestros, más las ganas de querer comprarme todo. Y por el otro, un poco de bronca por esa misma razón, ¿cómo puede ser que exista tanta diferencia? Por deformación profesional me puse a leer sobre el tema para tratar de romper prejuicios y encontrar argumentos reales que expliquen este fenómeno circunstancial. Para no hacer algo inabarcable se me ocurrió abordar de lleno el tema de la industria textil partiendo de la premisa que cada rubro tiene sus particularidades. Acá va mi veredicto.

El impacto de los impuestos

Como dice un amigo, acá está una de las madres del borrego. El sistema impositivo argentino grava demasiado a la producción de bienes y poco a las personas. El impuesto a los ingresos brutos castiga a todos pero especialmente a las cadenas largas como la textil con muchos eslabones que van agregando valor en la misma o en distintas provincias. Ocurre que se va acumulando impuesto en cascada, que termina encareciendo los precios y limitando la competitividad en los segmentos formales de la cadena. El producto final incluye además IVA acumulado por supuesto y una porción de Ganancias. Los que tienen empleados registrados conocen el costo que implica no sólo transferir los sueldos sino también afrontar el pago del 931, las cargas sociales y sindicales. Argentina es uno de los países de mayor presión impositiva de la región. Y si bajan los impuestos como pretende el gobierno, ¿bajarán los precios? Deberían, pero acá nunca se sabe.

La productividad y una industria protegida

Quienes fabrican necesitan de materias primas como algodones, fibras naturales, o materiales sintéticos entre otros cuantos materiales. Quienes los compran en el exterior sufrieron en los últimos años las crecientes barreras a la importación de insumos, algo que se dio en los productos en general pero particularmente en la ropa, a través de subas de aranceles. Los fabricantes argumentan que afectó el incremento de los servicios públicos, y destacan que a lo que cuesta producir hay que agregar la cadena de comercialización, en la que ingresan nuevos costos como el pago de superficies en shoppings, alquileres, comisiones en ventas, publicidad, gastos bancarios, factores que explican no solo los precios de las prendas nacionales sino también de las importadas que resultan mucho más caras que en otros países.

Factores macroeconómicos y especulación

 

En la Argentina, en las últimas dos décadas, la ropa siguió una tendencia inversa a la del resto del mundo. Mientras en otros países los precios de la indumentaria se abarataron, acá subieron significativamente, tanto en términos absolutos (en dólares) como relativos (en comparación con otros bienes y servicios) mientras que los salarios no aumentaron en la misma proporción. ¿Y esto a qué se debe? se estará preguntando usted querido lector. Las regulaciones y restricciones a las importaciones como contamos antes (especialmente 2009-2015 y 2019-2023) impidieron que ingresen materias primas pero también grandes competidores y por ende los precios fueron fijados sin presión de mercados externos.

Los últimos veinte años se vivieron bajo un contexto de inflación e incertidumbre cambiaria (con períodos más acentuados que otros). En ese contexto, las empresas subieron los precios para cubrirse ante futuros aumentos de los costos o reponer mercaderías, y en Argentina las cosas suben pero casi nunca bajan.

Liquidación de stocks

Y agrego una variable de la que poco se habla que a mi criterio responde a un factor cultural que tiene que ver con las ofertas o promociones al momento de liquidar las prendas por cambio de estación o temporada. En el exterior te encontrás rebajas significativas, algo que no ocurre en forma habitual en Argentina.

La conclusión es que la combinación de factores impositivos, productivos, macroeconómicos y culturales han hecho que la ropa en Argentina sea significativamente más cara que en otros países y menos accesible para la población.

Y lo que viene no es nada alentador para el sector. Con la reducción de aranceles a la importación que está llevando adelante el Gobierno, los fabricantes ven un panorama sombrío por delante: si en 2025 se da el rebote esperado de la economía, creen que aumentará el nivel de importaciones con lo cual los consumidores celebraremos porque accederemos a prendas más baratas. 

Del otro lado de la moneda, si los costos de producción son más altos que el avance del tipo de cambio, la competencia no será pareja y perjudicará a la industria nacional con pérdida de competitividad que impactará en el número de puestos de trabajo. En un país complejo como el nuestro es una película que ya vimos otras veces y que no tiene final feliz.

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